El Garda, el lago más azul de Italia
Un fragmento de Mediterráneo a los pies de los Alpes: el lago más grande de Italia conjuga la belleza solar y agresiva del sur y con la melancolía crepuscular del norte. Amado por muchos, desde Catullo y Goethe, a Winston Churchill y María Callas, el Garda hace gala de una variación continua de colores y paisajes: hoy en día algunos eligen el Garda en busca de unas vacaciones de relax y meditación, y otros para lanzarse en deportes audaces y espectaculares como la escalada libre y el windsurf.
El Garda es un pequeño mar incrustado entre tres provincias, Trento por el norte, Brescia por el oeste y Verona por el este: y es esta Riviera oriental, recubierta por las cumbres plateadas y espumosas de los olivos, que os invitamos a descubrir con dos itinerarios, uno de 5 horas y uno de 8 horas.
El tour de 5 horas propone el arrabal de Garda, que ha dado su nombre al lago, y Bardolino con la graciosa iglesia de S. Severo. Después, una degustación de vino Bardolino D.O.C. o, alternativamente, el museo del aceite de Cisano, que se puede combinar con un paseo por Lazise, arrabal con murallas medievales, roca y la antigua Aduana Véneta.
El tour termina atravesando Peschiera, sobre el río Mincio y en el punto más meridional del lago, que fue fortaleza romana, scaligera y ciudad fortificada veneciana, así como escenográfica plaza fuerte de los Habsburgo.
El tour de 8 horas incluye la visita de Malcesine con su castillo a pico sobre el lago, al que se llega a través de la carretera Gardesana o, en verano, por barco desde Garda.
La comida puede ser en Torri del Benaco, romántico e íntimo, o en Garda, más animada y bulliciosa. No puede faltar una parada en el promontorio de San Vigilio, rodeado de aguas verde-azules y tal vez la localidad más sugestiva de la orilla veronesa. La jornada concluye con un paseo por Lazise o por Peschiera.